Por: Nerea Alonso. Titulada en Educación Primaria e Infantil en la Universidad de Zaragoza.

“Observar la naturaleza con detalle es una invitación a mantener permanentemente la curiosidad para aprender de la vida”

(Rodríguez, 2002, p.113).

Bajo esta premisa, y partiendo de la idea que expone Bird (2007), existe una relación muy estrecha entre los niños y la naturaleza. Sin embargo, la sociedad ha cambiado notablemente en las últimas décadas a tal punto que se han acuñado términos como síndrome de déficit de naturaleza (Louv, 2008) para manifestar la escasez de contacto con el medio natural. Es por esto que en los últimos años son muchos los autores que han llevado a cabo estudios e investigaciones tratando de encontrar una RELACIÓN ENTRE EL DESARROLLO INFANTIL Y LA NATURALEZA, obteniendo finalmente la visión de que los espacios con los que los infantes se relacionan, forman parte de su desarrollo vital y ayudan en su proceso de aprendizaje, así como a alcanzar su máximo potencial.

Como sabemos, las necesidades de los niños van enmarcadas en un JUEGO LIBRE, CREATIVO Y AUTÓNOMO, de manera que sería interesante que éstos pudieran desarrollarlo en espacios abiertos que les den sensación de libertad y les acerquen a la naturaleza; y es que la naturaleza ofrece un abanico de estímulos que afectan positivamente al comportamiento y al desarrollo de habilidades tanto motrices como cognitivas o sociales; pero además, se habla de otro componente fundamental en el desarrollo del niño, como lo es el aspecto emocional. En definitiva, y de forma más explícita, la naturaleza aporta un amplio abanico de beneficios a los niños, por ejemplo: estimula el juego y la interacción entre iguales; fomenta la curiosidad y la creatividad; trabaja positivamente sobre salud física y las habilidades cognitivas; ayuda a calibrar los riesgos y el estado de autoconfianza; así como a valorar y respetar el entorno y la propia naturaleza, algo fundamental en nuestros días; entre otros beneficios.

Por esto, es importante concebir EL ESPACIO NATURAL COMO UN ESCENARIO DE “APRENDIZAJE PARA LA VIDA”.

Pero… ¿en qué consiste acercar el contexto natural al aprendizaje del niño? Pues bien, a grandes rasgos se puede considerar que cualquier espacio puede ser susceptible de ser espacio educativo, pero si este espacio está envuelto en un contexto natural, tal y como se viene diciendo, los beneficios se ven incrementados considerablemente. Esto conlleva un espacio donde exista vegetación, y diferentes colores y texturas, permitiendo de esta manera que los alumnos desarrollen su potencial sensorial. Debe ser un espacio que permita que los alumnos descubran, observen hechos, fenómenos y cambios que se producen en la naturaleza, y donde se desarrolle la observación, la sensibilidad y la responsabilidad; todo ello a través de elementos naturales como: árboles, troncos, rocas, tierra, arena, agua, hojarascas, hierba; incluso materiales vivenciales como cajas, telas, utensilios, cabañas que en todo su conjunto ofrezcan gran cantidad de posibilidades de juego y aprendizaje libre y espontáneo.

Si bien es cierto, no todos los niños pueden acceder a un espacio natural con facilidad, por tanto ¿por qué no acercar la naturaleza a ellos de una forma divertida y económica?
A raíz de estas premisas, han surgido proyectos sociales de modificación de espacios que con gran tesón y dedicación han conseguido transformar espacios aburridos, inertes y desolados en espacios de diversión y aprendizaje. Por ejemplo, me satisface nombrar una iniciativa conocida como Un cole Una ilusión llevada a cabo en un colegio de Almúdevar, un pueblo rural de Huesca (España) que muestra el fiel reflejo de una Comunidad Educativa (directivos, docentes, padres y alumnos) unida con el fin de modificar la realidad del espacio exterior del Centro Educativo, para fomentar juegos más libres y espontáneos. Por otro lado, existe una asociación llamada Escalo-thérapie en Arequipa (Perú) que desarrolla una terapia utilizando la escalada como medio de evolución física, mental y emocional en personas con dificultades psicomotrices, donde una vez más, la naturaleza ejecuta un vínculo muy estrecho entre las personas y su bienestar.

Con estos ejemplos, invito a todos esos emprendedores que creen que un mundo mejor es posible, que con esfuerzo y dedicación no tiene por qué convertirse en utopía, y en este caso y relativo al tema expuesto en esta ocasión, toda energía empleada en mejorar el sistema educativo nunca es en vano. Las bases del mundo están en la educación que recibimos, y es a través de estos espacios de libertad, respeto y aprendizaje donde se pueda encontrar el inicio de algo increíble y bueno.


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